Para que el diseño de un Logotipo sea llevado adelante correctamente es indispensable una relación fluida entre el diseñador y el cliente. De no ser así, es seguro que el resultado del trabajo no será el esperado.
Cuando una compañía contrata un equipo de diseñadores (en adelante “el diseñador”) para la realización de su logotipo, ésta debe saber que no puede delegar el trabajo de manera absoluta. El diseñador necesita que el cliente le provea de toda la información necesaria para realizar el trabajo que se le pide que haga. El cliente tiene que transmitirle con claridad el concepto que desea que el diseño refleje y tendrá que estar a disposición del diseñador para resolver las dudas que éste tenga. Por su parte, el diseñador deberá estar atento a todo lo que el cliente le transmita y deberá ayudarlo a comunicar sus ideas. Es necesario que el diseñador esté bien dispuesto a ayudar al cliente porque las ideas que rondan en la cabeza de quien encarga un Logo suelen ser bastante difusas. Siempre saldrá mejor el trabajo cuanto más claras sean las ideas de quien solicita el diseño y cuanto más claramente las interprete el encargado de realizarlo.
Al momento de comunicar las ideas en las que se deberá basar el logotipo corporativo de su empresa, se deberá evitar que el diseñador reciba todas las opciones que su compañía contempla. Es decir, cuando una compañía decide encargar el diseño de un Logo, son muchas las personas que intervienen en las decisiones que a éste involucran. Lo mejor que se puede hacer es dejar encargada a una persona para que se comunique con el diseñador. De esta manera, todas las discusiones se realizarán puertas adentro de la compañía y sólo llegarán al diseñador los resultados y resoluciones de estas discusiones. Si el diseñador recibe todas las diferentes propuestas de las distintas personas que intervienen en las decisiones que competen al diseño del logotipo, no podrá realizar un trabajo claro ni exponer claramente las ideas ya que éstas no lo están desde un principio. Para que el diseño transmita acabadamente la idea que su empresa desea transmitir es necesario que usted le acerque al diseñador sólo un concepto y no una multiplicidad de ellos. El diseñador no es el encargado de decidir por usted, él se limitará a diseñar lo que se le ha pedido y a proponer ideas en el caso que sea pertinente. En definitiva, no se debe encargar un diseño de logotipo hasta que no se tenga decidido qué es lo que sea desea transmitir a través de él.
La interacción entre el encargado de representar a la compañía y el diseñador tendrá que ser de ida y vuelta constante: ante la duda de uno, la respuesta del otro; ante la propuesta de uno, la valoración del otro. Al comenzar el trabajo, y después de haber usted expuesto las ideas que serán el pilar del diseño de su Logo corporativo, el diseñador le presentará bocetos que mediante su aprobación irán haciéndose más complejos. Los bocetos permiten una referencia de lo que será el trabajo final adelantando posibles inconvenientes. Éstos permiten que el cliente reoriente al diseñador si algo no le gusta sin necesidad de desaprobar un trabajo terminado.
Las dificultades más comunes en este trabajo interactivo aparecen cuando el diseñador o el cliente quieren trabajar de manera autónoma. Puede suceder que el diseñador no acepte las sugerencias del cliente por no creerlo capaz de opinar sobre los aspectos técnicos de su trabajo. También es común lo opuesto: que el cliente quiera hacer el trabajo del diseñador indicándole todos y cada uno de los pasos a seguir sin darle libertad de trabajo. Otra dificultad en la relación cliente-diseñador sucede cuando este último necesita indicaciones todo el tiempo y no puede trabajar sin que el cliente le diga qué hacer a cada momento. Por supuesto, esta situación es molesta para el cliente y entorpece mucho el trabajo. Finalmente, la apatía total del cliente es frecuente en este tipo de relación. Cuando el cliente dice no saber qué hacer y deja todo en manos del diseñador, éste se ve imposibilitado de llevar adelante el trabajo porque no tiene la información mínima necesaria para hacerlo.
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